Reflexiones para tí.

La iglesia: la familia de Dios

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. Efesios 2:19.

Quizás esta sea la imagen más cálida, tierna y, a la vez, realista de lo que significa la iglesia: la familia de Dios.

Muchos idealizan la vida cristiana y a la iglesia, y parecen creer que al unirse a ella encontrarán santos acabados, perfectos, sin ningún tipo de defecto. Cuando, al avanzar el tiempo, empiezan a darse cuenta de la realidad, se desaniman, y abandonan la iglesia.

Pero, así como esas personas son pecadores en proceso de crecimiento espiritual, de emancipación del pecado para ir creciendo a la semejanza de Jesús, y en ese proceso sin duda cometerán errores, las cosas no les saldrán como hubiesen querido, y muchas veces se lamentarán por sus fallas de carácter y aun caídas en el pecado, deben entender que sus hermanos en la fe tienen exactamente la misma experiencia, están pasando por el mismo proceso.

Jesús tenía un Judas entre sus discípulos de mayor confianza. Y aun así lo aceptó. Y no debes escandalizarte si en algún momento te enteras de que algún miembro de iglesia, o incluso algún clérigo, incurrió en conductas deleznables.

Sin embargo, con todos sus defectos, la iglesia es un lugar donde tu corazón puede unirse a tus hermanos con vínculos tan fuertes y duraderos como la eternidad, porque hay un factor de profunda unión espiritual y afectiva, que es nuestro Señor Jesucristo, nuestra fe y amor por él, y nuestro deseo de seguir en sus pisadas.

En la iglesia puedes encontrar padres y madres adicionales, que con su calidez y experiencia en la vida te brindarán un sentido de seguridad. Puedes encontrar hermanos y hermanas que se convertirán en tus amigos más entrañables. Puedes encontrar hijos a los cuales cobijar con tu amor y ayudar a crecer en la vida cristiana.

No te prives de participar de la experiencia bendita de formar parte de la familia de Dios, esa familia que entrará unida en el Reino de los cielos cuando Jesús venga a buscarnos. En ella encontrarás la inspiración y la fortaleza para mantenerte firme en esta peregrinación por este mundo peligroso, hasta que lleguemos al Hogar celestial.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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